28 de enero de 2017

GREGARIO

"Mi mayor gesta, y la etapa por la que habrían de recordarme -al menos en Italia- durante el resto de mi carrera, fue la última etapa de montaña del 2004. El sentido dramático de los italianos los llevó a convertir la decimonovena etapa, la penúltima del Giro, en la más brutal de las tres semanas. Con un recorrido de ciento veintiún kilómetros, coronaba dos grandes puertos, el Mortirolo y el Vivione, antes de acabar en lo alto del Passo della Presolana. Al día siguiente solo quedaba la plácida etapa de trámite hasta Milán. Como la lucha por el podio estaba muy disputada, el penúltimo día se convirtió en una guerra sin cuartel por la victoria en la general."

Gregario o Domestique (palabra francesa que designa a los soldados rasos del pelotón), es sin duda un libro diferente sobre ciclismo. Una historia cruda, personal y que engancha desde el principio.

Posiblemente una de las razones por las que me ha gustado mucho este libro es por su sinceridad y forma directa de transmitir sus vivencias, en muchos casos, unos sentimientos con los que me identificado mucho. No como ciclista profesional, claro, si no como persona.

Además, me hizo especial ilusión encontrarme con el relato que os he puesto al principio, que habla de una etapa del Giro que, por casualidad, realicé siguiendo el mismo sentido, mientras trabajaba el año pasado en la Transdolomitas Road de Viajes Mammoth. Es algo emocionante leer sobre tus propios recuerdos...

Del Mortirolo no puedo decir nada nuevo, como el resto de la etapa es increíble. El Vivione es largo, muy largo, con tramos estrechos, muy variado en rampas y con una bajada de escándalo. La Presolana es un puerto corto, con una parte primera durísima, que luego acaba con unas tornanti más suaves (donde recuerdo un pique sano con un italiano de la zona jejeje) que piden a gritos un cambio de ritmo para esprintar. 

Además, de aquella etapa, hay un vídeo perfecto para hacer rodillo viendo a esos héroes de la época y sobre todo al protagonista del libro subir el Mortirolo tal y como cuenta, dándolo todo para mantener la segunda plaza de su compañero Honchar.



En definitiva, un libro imprescindible que estoy seguro os sorprenderá y os hará ver el ciclismo profesional de otra forma. Ya me contaréis.

19 de enero de 2017

RECUERDOS DE LA MADRID-LISBOA 2016

Sin duda, uno de los recuerdos más intensos que guardo del 2016, es esta prueba. Como ya os conté un poco en otro post, era mi primera vez en algo así y fue toda una sorpresa.

En mi primera etapa, la 3, salí con las luces ya encendidas y dándolo todo para aportar mi granito de arena al equipo. Un esfuerzo que sirvió para aumentar el colchón con el corte y me permitió alcanzar a Valentí y a su equipo.

Aunque les adelanté en una subida por carretera nos agrupamos en la bajada y fuimos hablando bastante rato.Yo no conocía su historia de amor-odio con esta prueba, ni sus vídeos. Le conocí esa misma mañana, y por casualidad, esos dos momentos salen reflejados en el documental (no os digo el minuto pero sí que os digo que salgo dos veces). Mención especial a su compañero Miguel Silvestre, al que tampoco conocía y fue un placer charlar rodando con él. No os podéis perder el Docu. Muy bueno. De verdad.



Los dos tipos me transmitieron buenas sensaciones. Me hubiera gustado haber coincidido más. Después de ver el Documental y seguirlos en las redes sociales, no cambia mi impresión: dos geniales locos. Desde aquí (si lo leen algún día) mi enhorabuena y admiración.

Mi "carrera" cambió desde este encuentro, me relajé y bajé el ritmo. Me empezaba a dar cuenta que el ir acompañado ayuda y que lo primero ahora era guardar el colchón de tiempo que llevábamos. 
Hice las etapas 3, 7 y 9. Precisamente donde Valentí, como cuenta en otro vídeo, pasó por los peores momentos de la prueba.

No voy a contaros las aventuras (desventuras) que pasamos para llegar a la etapa 7, pero os diré que salí casi sin comer ni dormir, sobre las 13 horas y con un calor tremendo. Tuve que poner el modo diésel y remar pensando más en acabar que en otra cosa. 

Pinchar en la foto para leer la descripción 


La etapa reina no defraudó. Dura en todos los sentidos. Por distancia, desnivel y orientación. Incluso, aunque no estuvieras equivocado, a veces seguir el track parecía una broma. Recuerdo bien el momento piara de cerdos o la valla de alambre en medio de la nada, con calambre en el glúteo al "sortearla". También recuerdo la parte técnica de bajada y el subidón posterior (en el valle donde sufrió el accidente Valentí como podéis ver en el Documental), como lo más chulo de las tres etapas que hice, sobre todo por la relajada barrita que me zampé en un mirador con otro compañero, Carlos del Team DDC, que me cita en su crónica (aquí la podéis ver completa). Un placer conocerte y gracias por una descripción tan original (me he reído mucho).


Llegada a meta juntos.
La última etapa, para mi la 9, fue la más dura, sin duda. No por la dureza física, si no por la mental. Al igual que la primera, me tocó de noche, pero esta vez bien entrada. Una etapa bastante llana pero con interminables bancos de arena y muchos repechos.

Con bastante miedo de "cagarla", con un problema mecánico o una caída traicionera, intenté concentrarme en acabar.  Al poco de salir me junté con otro compañero que había tenido que doblar etapa en un equipo de 2 y empezamos a formar un grupo con un ritmo relajado. Me encontraba bien de piernas pero mi cabeza decidió dejar pasar a la gente que nos adelantaba, prefería ir con gente y hablando. Al final el pequeño grupo se disolvió después de un pinchazo y me quedé con otro compañero, Juan de Sport Bike Alicante. Pasamos los kilómetros intentando animarnos y contarnos nuestra vida. Tuvimos que parar varias veces y acabé poniéndome toda la ropa que llevaba en la mochila pero no hubo manera de entrar en calor, menudo frío. Sin duda, mentalmente estaba mucho más cansado que físicamente y la agradable charla ayudó mucho. Un abrazo Juan, un placer conocerte.

El alivio al llegar fue un sedante. Sinceramente no me esperaba una prueba así de dura, bastante más técnica y compleja de lo que imaginaba.  210 km. en 14 horas, 9 de ellas de noche. El resto de las 48 del total, fueron horas conduciendo, intentado dormir, intentando comer y preparando la bici.

Me quedo con el EQUIPO, la superación y la aventura. Todo un reto y un gusanillo introducido en mi interior pensando en si podría hacerlo en solitario. Me llevo grandes recuerdos, de esos que con el tiempo cada vez valoras más.

Para terminar (perdón por el tocho) os dejo también el resumen de TDP para motivaros esos días grises de rodillo, donde aparezco también nada más empezar, en el segundo 11 subiendo un repechón al final de la etapa 7 y en algún otro momento.


13 de enero de 2017

¿QUÉ SABE STRAVA DE CICLISMO?



Llevo un tiempo sin publicar en este blog debido, simplemente, a que no había mucho que contar. Llegó el fin de temporada. Desde la Madrid-Lisboa, o yo diría incluso que antes, tocaba descansar, soltar piernas y disfrutar de la bici pero de otra forma. 


El caso es que ha sido bajar el ritmo y torcerse las cosas, retrasando, semana a semana, las salidas, olvidándome de las carreras del pavo y la ilusión por la nueva temporada. Una mala racha. Detrás de otra.


Y hoy, que comienza otra, me he acordado de estos vídeos de fin de año, con datos de todos los kilómetros que hemos realizado, las veces que hemos subido al Everest, las horas, las medias... Todo esto me ha dado para pensar.



¿Qué sabe Strava realmente del ciclismo o del deporte en general? Todos estos datos, junto a los KOM o PR, al final ¿de qué nos sirven?


¿Y las pájaras, las caídas, el calor, la sed, el dolor, el frío, los calambres, la lluvia, los pinchazos? Aun le queda mucho a Strava para saber de ciclismo de verdad, hasta que no pueda contar los logros y las victorias personales, los amigos, los paisajes, las curvas, las lágrimas, las risas, el compañerismo y sobre todo esa recompensa única que da la superación... Hasta entonces Strava no sabrá nada de ciclismo.


Perdonarme la reflexión, necesitaba soltar algunas cosas y recordar otras. El ciclismo es muy duro y el suelo más. Pero mientras se pueda toca volver, levantarse y volver, hasta donde nos lleve lo único que realmente mueve los pedales, nuestra voluntad.

¡Nos vemos en el camino!