26 de julio de 2017

CRÓNICA MARCHA CICLOTURISTA SOTOSALBOS MEMORIAL NICO ABAD 2017

Segunda marcha-carrera del año. Marcha porque así la llaman, carrera porque, personalmente, trato de realizarla en el menor tiempo posible pero, con diferencia de las carreras Master, sin olvidarme del tráfico abierto...

Con bastantes nervios y el tiempo justo, llegamos a Sotosalbos para encontrarnos con un montón de amigos de la bici, así da gusto. Una marcha no muy masificada, con buen ambiente, buen tiempo, al lado de casa y con una gran organización.

Salida a la pata coja. Remontada desde atrás y tratando de desbloquear el Garmin (que no me daba el pulso y no se apagaba), empezamos bien. Grata sorpresa, me adelanta Jesús Martín cual Cid Campeador y se escapa del pelotón, lástima que con el lío del GPS ni pienso en seguirle, aunque me hubiera gustado.

Todo va según lo previsto. Rodamos rápido. Con algunos sustos. Quizá voy demasiado abierto, por miedo o por los nervios, y llego a pie de puerto con el pulso más alto de lo que me gustaría. En el primer kilómetro sé que toca que sufrir. Vigilo mucho el pulso. Se va descolgando gente. Cierro huecos. Parece que se estabiliza la cosa. Pienso en guardar. Queda mucho. No me he dado cuenta y va gente por delante. Vuelvo a pensar en guardar un puntito, total, estoy en el grupo de cabeza y solo son 3 escapados. Se hace otro corte y aunque al principio trato de cerrarlo me quedo solo y vuelvo a pensar en guardar, freno un poco, tiro de la gente otro poco antes de ponerme a rueda, esto está hecho. Rodamos a mil en el llano hasta Cotos y en las primeras curvas de bajada pierdo contacto, veo como se van alejando. Me da rabia pero no puedo bajar más deprisa. Sabía que me iba a pasar, pero esperaba que tan pronto no.

Llego solo hasta Rascafría donde me alcanzan 4 corredores. Creo que todos, con la sensación de que se nos ha ido el carro, buscamos un ritmo cómodo, vamos charlando, compartiendo batallitas de otras marchas como la de Bejar y otras carreras. Por fin me relajo. En el puerto de Navafría se une más gente. Se acaba la charla. A poco de coronar arranco para sacar algo de ventaja en la bajada. La empiezo solo y sin ver a nadie acercarse, pero no tardan en atraparme varios corredores y al final el resto del grupo.


Trato de comer y beber pero el ritmo hasta Pedraza es alto y hasta la Velilla no se relaja. Llegamos al cruce de Arevalillo, ya más tranquilos. Podría ir así hasta meta. Tranquilamente. Pero aunque no pudiera mantenerme en el grupo delantero (o quizá por eso mismo) tengo ganas de fiesta, de pasármelo bien (o sufrir a tope), vamos, ganas de jugar a ser ciclista, y no está en mis planes llegar a rueda. Así que cuando veo que Juan Barbudo coge unos metros (como el que no quiere la cosa) y nadie quiere tirar, adelanto mi estrategia de irme solo y arranco fuerte con la esperanza de que el grupo dude y no tire a por nosotros.

Cuando alcanzo a Juan comienza otra etapa... con sus altos y bajos, crisis y venidas arriba. Velocidad de crucero. Carretera de clásicas. Relevos a tope y giro de cabeza para ver si se acercan. Mucho esfuerzo, igual que un tercer puerto. Sin pensar en la posición ni el tiempo de llegada. Solo por el placer de darlo todo, exprimirme al máximo y llegar los dos juntos y recordando al homenajeado.

No puedo negar que llego con cierto sabor amargo, por los nervios y la frustración de quedarme (una vez más) en la bajada, pero la superación personal, los ánimos de la gente, la charla y el simple encuentro con compañeros de fatigas lo compensa. Y más cuando la persona que más quieres se molesta en ir a darte un bidón y hacerte la foto de llegada... ^_^

Me lo he pasado en grande.

Como siempre, mis datos de Strava y clasificación.

10 de julio de 2017

CRÓNICA DEL LXVII TROFEO FERIAS Y FIESTAS DE ARÉVALO, MEMORIAL ENRIQUE DUARTE SARABIA


Hace un año dijimos que no volveríamos a esta carrera y sin embargo... (como dice la canción de Sabina) engañado por un amigo, que no quiero nombrar, tomaba la salida sabiendo ya que el calor nos lo pondría muy difícil a la gente sin equipo.

En la crónica oficial habla de que solo 35 corredores acabaron la prueba, ya os aviso que yo no lo hice y por un motivo que no debería contar... y sin embargo. Por suerte el aire, aunque molesto, no era importante. La velocidad media tampoco era muy elevada pero los tirones y la tensión en el pelotón, con algo más de 100 corredores, era alta. Fruto de ello, una caída a los pocos kilómetros nos daba un buen susto.

Después del paso por el "alto" puntuable (donde casi me quedo en el látigo posterior teniendo que remontar algunas unidades cortadas y remando solo para volver a enlazar) pienso en moverme hacia delante, pero la captura de unos escapados formaba otra a base de bandazos y cambios de ritmo que me devolvían a cola.

A partir de entonces mi única lucha fue por conseguir agua. Aunque ya me empezaba a dar cuenta que ahorrar agua y comida para no deshidratarme me estaba pasando factura en el rendimiento. Me dejo caer en varias ocasiones, intento ver algún rostro amigo a quien pedir el líquido elemento. Pregunto al primer coche (organización/jueces) y su respuesta es que no tienen, pregunto por el coche neutro y me dicen que estará con la fuga. Antes de quedarme muy atrás vuelvo al grupo, no sin esfuerzo. Siguen pasando los kilómetros y no cazamos, así que vuelvo a quedarme por atrás a ver que pillo. En la misma situación baja otro compañero (tranquilo socio que no diré tu nombre jejeje) y esta vez suplico a un coche de un equipo Elite que, a regañadientes, me da un bidón bendito.

Misión cumplida... y sin embargo.

Cuando me quiero dar cuenta el grupo ha acelerado. Aprieto todo lo que puedo. Por detrás el otro compañero se encuentra en la misma situación. Nos pasan los coches. Tratamos de ir a rueda pero es imposible. En un giro los pasamos pero en la recta otra vez nos adelantan. Llegamos a Arévalo en esa situación y tirando a muerte pasando el puente, ya adoquinado, empiezo a coger a algunas unidades pero son gente que se va cortando. Salimos del pueblo y solo nos queda juntarnos e intentar remar. No hay el mínimo entendimiento. Lo intentamos unos kilómetros hasta que la moto nos dice que estamos fuera. Casi que mejor.

En meta nos juntamos unos cuantos y aprovechando el ambiente festivo del pueblo nos tomamos unas cervezas comentando la "pifia" del día. Vemos la llegada. Más charla. Y sin embargo nos vamos para casa con una sonrisa mayor que si hubiéramos entrado en tiempos.

Y como no tengo muchas fotos (por cierto, gracias a Fotofonteron), además de los datos de Strava os dejo un bonito vídeo de la canción de la jornada  ^_^

5 de julio de 2017

CRÓNICA II TROFEO DE CICLISMO UNIÓN CICLISTA CANTIMPALOS 2017

Releyendo la crónica del año pasado he recordado lo dura y entretenida que fue. Es curioso como cambian las cosas. Este año llegaba mejor a la prueba y aunque sabía que acabar sería un gran triunfo, tenía esperanzas de hacer algo más. Y eso hace que te quedes decepcionado aun habiendo hecho una buena carrera. Ahora entenderéis porque lo digo. Queda mucho que aprender. Pero vamos al lío.

El cambio de fecha no varió mucho la climatología, por suerte, ni la participación, por desgracia. El recorrido fue el mismo, solo cambiaba el paso por Cantimpalos y Cabañas de Polendos que no se pudo hacer el año pasado.

Así que tenía claro que había que sufrir para llegar a Turegano y no me equivocaba. Aunque no iba muy incomodo en el pelotón, sufrí varias veces los latigos a cola del grupo. Hasta que me cansé y remonté por la cara del aire hasta cabeza, incluso saltando en alguna ocasión (sin ninguna pretensión realmente). Cuando giramos en Turegano con viento a favor no iba mal colocado y en cuanto pude me puse lo más arriba posible para bajar en cabeza. 

Pero ahí cambió todo. Cuando ya pensaba en la primera subida empiezo a notar que la bici vibra de atrás, pierdo algo el control. Freno. Me asusto. Levanto la mano. Me quedo. He pinchado. Se acabó la carrera. Encima la trasera. Me bajo y listo (pienso) para que voy a cambiar si ya no llego. Pregunto a un compañero y me dice que sí, que la ve algo floja. Bajo hasta el primer coche para pedir rueda. Sorpresa. Me dice que la ve bien. ¿Seguro? No me lo puedo creer.

Pensando que llevaría un pinchazo lento, y que tarde o temprano me tocaría parar, cambio el ritmo sin mucha fe. Adelanto a gente pero lo veo muy lejos. Aunque trato de no pasarme de punto voy tirando todas las fichas por el camino. Pasado el pueblo de la Higuera tiro la toalla. Pienso nuevamente que esto se ha acabado. Ya no veo gente por delante. Voy esperando unidades y pensando en llegar a Cantimpalos y que nos echen. Pero al paso por meta nos animan y nos dicen que están muy cerca. 

Toca sufrir aun más. Aire, cuneta, llano y repechos. No me puedo creer lo que podemos aguantar. Cuando llegamos a Villovela parece que vamos a cazar, nos metemos entre los coches pero coronamos sin exito. Más agonía para cazar y, ya en el "pelotón", seguir sufriendo el aire, cuenta, el llano y los repechos...

Y así, haciendo un poco la goma  y tratando de tirar cuando había un gramo de fuerza (o simple inercia) llegamos a meta en el pelotón. Igual que el año pasado pero con otra sensación. En lugar de sentir que había logrado algo, por mi cabeza había nubes de decepción. 

La mejor noticia al llegar fue enterarme que un compañero de grupeta (y entrevistado aquí) había ganado, en su regreso después de una caída hace unos meses. Enhorabuena crack.

Como siempre mis datos de Strava y una foto de la clasificación.

Y por último, no me puedo olvidar de FELICITAR Y AGRADECER, a partes iguales, a la organización de la carrera. Increíble el trabajo y el apoyo a los corredores. Detalles como regalar un cámara (ideal para pinchazos invisibles como el mío) o barrer los cruces y las zonas peligrosas, avisarlas, o marcar kilometraje, hacen que se corra muy a gusto y espero que siga así muchos años.