4 de junio de 2019

CRÓNICA XXV MEMORIAL DAVID MONTENEGRO, EL ESCORIAL 2019

Ha pasado ya más de una semana y aun me dura el sabor agridulce de esta prueba. Mi primera de Copa de España y después de varios años intentando asistir, por fin la primera vez que corro en el Escorial. Tenía muchas ganas y quizá por eso no me quedara satisfecho al acabar descolgado.

Una tarde soleada, calurosa y con algo de viento. Muchos equipos agrupados en la salida. Más de 150 corredores. Mucho nivel. El recuerdo de todos al corredor homenajeado en esta prueba. Emotivo. Salida y acción.

La primera parte de la prueba es más bien favorable, rapidísima. El gran grupo se estira desde el principio. Se suceden algunos cruces, algún repecho y los típicos sustos. Estoy al frente en varias ocasiones que creo importantes. Aguanto la bajada de Valdemorillo pese a esquivar a un corredor pinchado y perder rueda. Me adelanto bastante bien para tomar la carretera de Quijorna. No empiezo a subir muy delante pero no veo peligro de cortarse hasta pasado Navalagamella. El viento más favorable hace que se estire el grupo y se produzcan cortes. Cierro un par de ellos con cierta facilidad pero sin descanso. Se hace largo. Se nota el calor. Mucha sed. No bajan las pulsaciones.

Entro muy mal en la carretera estrecha y bacheada de las antenas pero seguimos sin mayor problema. Al fin giramos y pasamos a mejor carretera para finalizar la subida de la Almenara. Remonto lo que puedo para bajar más tranquilo. Llego justo al llano antes de Robledo. El ritmo se para por el viento. Trato de seguir delante pero entre el túnel y las calles del pueblo me voy descolgando. Me encuentro con el comienzo de la subida de golpe. Además hay un autobús de línea parado justo en la curva y freno de más.

No soy consciente pero la subida hace mucho daño, voy remontando sin querer abusar. La subida empieza muy dura. Cierro algún hueco. Veo que suaviza y no puede quedar mucho. Aprieto a fondo y me doy cuenta que se ha roto el grupo. La gente ánima mucho. Empieza la bajada. Veo el corte claramente. Lo persigo con todo. No recorto. Pido ayuda. Voy solo. Rabia. Era la última subida...

Poco a poco nos vamos juntando. Gente más fuerte que yo en el llano, gente que te ve como un rival y que pide lo que no ofrece. Yo no puedo dar más. Trato de mantenerme. Me descuelgo. Me cogen por detrás. Me engancho. Reagrupamos y mantengo el ritmo tirando para que no se pare. Vuelta a empezar. Tiran y sufro de más. Se quejan de los que no tiran. Pasan los kilómetros. Agónicos. No se acaba. Me da igual llegar fuera de carrera, haber perdido el tren del grupo principal me tiene tocado. Por fin giramos para entrar al Escorial por el bosque de la Herrería y noto el vacío. Voy seco y vacío. Más deshidratado de lo que pensaba (de eso me doy cuenta al llegar a casa). Al menos he terminado.

Lo mejor, sin duda, fue encontrar en meta a mi amigo Jesús que solo había venido a ver la carrera esta vez, por desgracia. Gracias también a Miguelín por su apoyo y ánimos en los últimos kilómetros pese a ir con calambres.

Al final, en datos, tampoco estuvo tan mal, llegó una pequeña escapada, el grupo a más de 2 minutos y yo casi a 6, perder solo esos 4 en los últimos 20 kilómetros fue un gran pago en esfuerzo por no entrar bien colocado... me lo merezco.

No hay muchas fotos, pero puedo dejar crónica oficial, clasificaciones y, como siempre, mis datos de Strava.

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