12 de junio de 2019

CRÓNICA XXXVIII GRAN PREMIO SANTISIMO CRISTO DEL CALOCO-MEMORIAL MANOLO GEA, EL ESPINAR 2019

Otro año que me presento en el Espinar, esta vez carrera de tarde y solo nos dejan a los Master 30 acompañar a los Elite. Somos pocos pero se nos distingue...

Se arranca de salida y se logran ir. Esto es muy largo y nadie quiere quedarse antes de los puertos. Aun así y tratando de anticiparme intento saltar en un par de ocasiones, siempre guardando una bala. Lo hago en los últimos repechos antes de Ávila y me voy dejando caer en el grupo al paso por la población, demasiada guerra. La primera subida se hace con aire a favor y con un gran agobio de calor. El alto del Boqueron, no muy duro, no muy largo pero diríamos que un puerto de tercera o cuarta, lo hacemos a 33 km por hora.

Al coronar la pelea aumenta y me voy quedando algo atrás, en la bajada nos avisan de peligro por carretera en mal estado, hay alguna moto parada señalando, nos estiramos, nos cortamos, nos quedamos... el tramo final es de pedalear y tomar las curvas con fe, o conocimiento... el caso es que aunque no me veo mal, incluso me estorban algunos, pierdo el contacto y empiezo a subir desesperado el alto de San Bartolome.

Vamos haciendo grupo, tiro en la subida y cuando giramos tiro algo la toalla. Intento de todas formas que no se rompa, queda mucho que navegar. Estamos lejos de cualquier opción pero estamos en carrera y esto no es Madrid. Podemos llegar. Algunos chavales arrancan para explotar un poco más allá. Uno en especial se me queda en el recuerdo. Se pone a tirar fuerte y le digo que afloje que nos mata. Le dejo ir. Al poco le veo en el suelo. Llevaba una bici vieja, poco o nada habitual en carrera y estaba subiendo de pie. Supongo que rompió cadena y allí se quedó. No pude evitar reír.

En el tramo antes del puerto de la Lancha se rueda un poco por libre pero en la subida me toca poner ritmo otra vez. No me encuentro mal pero sé que viene el peor tramo para mi así que a mitad dejo paso a otro y guardo un poco. Los ánimos al coronar el puerto emocionan. En la bajada me voy quedando y se rompe el grupo. Llego con ayuda de una caritativa rueda amiga. El rodeo al Espinar se hace eterno.

Acabar el décimo en Master 30 sería un buen puesto pero en realidad me importa más haber acabado, por fin, esta carrera, aun con la espinita de quedarme en la bajada, una vez más, pero contento de saber que había atacado y lo había intentado, que había dado la cara y me había divertido, orgulloso de jugar a ser ciclista aunque fuera haciendo bulto entre los que aspiran a ser ciclistas de verdad.

Como siempre mis datos de Strava y la clasificación oficial.

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