
El tiempo acompaña. Una suerte. Salgo con la incertidumbre de usar las ruedas de aluminio con cámaras de latex. Las tubelees se quedan en casa a falta de una cubierta nueva que no llega a tiempo. Lo noto bajando pero menos de lo que pensaba, quizá lo peor a la hora de rodar pero reconozco que el latex se amolda muy bien al terreno y parece que llevas menos presión para bajar y más para subir...
El guión se respeta casi hasta pie de puerto, donde hay varias arrancadas, yo sigo atento a la cabeza pero no me cebo, al final se me van unos segundos y toca remar hasta cotos con otro compañero. En la bajada pienso que no enlazamos pero sí. Esta vez hay suerte y nos reagrupamos un grupo de siete, los dos que se habían escapado con los tres que no pudimos seguir y David y yo que nos separamos en la bajada también.
Así llegamos al puerto clave, como un domingo entre colegas... y antes de empezar las hostilidades se le sale la cadena a Dani Torres y David se queda con él. El resto nos quedamos mirando, yo soy el único que sigo tirando, todos dicen de parar. Yo no arranco pero tampoco me voy a parar. Lo primero porque no es mi rival y lo segundo porque, como así fue, él no va a esperar a nadie. Al poco de cogernos se van los más fuertes y el grupo de siete se vuelve a romper. Para el recuerdo queda la foto de los cinco que esperamos a Torres. Pocas veces se lidera una prueba... ^_^

Hasta Pedraza me mantengo con otro compi, sé que es momento de nadar y guardar la ropa. El bidón y los ánimos que me da Virginia en ese punto son vitales. Nuevamente en el tramo siguiente nos coge gente que viene más fuerte por detrás. Ya solo pienso en mantenerme a rueda y llegar lo más cómodo posible. No va a ser fácil. El tercer puerto de la Nico es el tío del mazo disfrazado.

Un año más disfruto del masaje, de la charleta y los colegas. No me puedo estar mucho pero se agradece el buen ambiente a pesar del calor.
Como siempre los datos de Strava y la clasificación.
Nos vemos la que viene... o no.
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