Otra prueba de tarde, con mucho calor y algo de viento. Posiblemente debido a la coincidencia con muchas pruebas ese fin de semana, la participación se preveía escasa y así fue. Una lástima porque tanto la organización como el recorrido se merecen mucho más. Antes de la salida lo vamos comentando cuando me saludan y me llevo una grata sorpresa. Por fin conozco en persona a Jesús Ángel, de Ciclismo Master (Pues para no montar mucho ahora le veo fino, fino... pensé).
Los primeros kilómetros son bastante extraños, miro a mi compañero Dudu, y me devuelve la cara de asombro. Pero es normal, el aire de cara frena los ataques y nos hace llevar un ritmo controlado. Salta uno, salta otro y a por el tercero ya salimos detrás. Ninguno quiere gastar pero en un par de ocasiones parece que se va la escapada buena y toca sufrir. Mejor me quedo delante e intento mantener un ritmo. Buen calentamiento.
El terreno favorable se alarga y me voy confiando acabando de charla en la parte trasera. Error. Entramos en un pueblo. La cosa se enciende. Mejor aprieto y voy remontando. Giro a derecha. Vaya, vaya. Empieza la subida. Ya se me ha ido la cabeza. Puf. Toca remontar. Alcanzo a Dudu, me dice que a ritmo. Les tenemos a tiro. Parece que se acaba la subida. Miro atrás y ya no veo a mi compañero. Me adelantan y cojo rueda. ¿Dónde se han metido? Como me habían avisado después de una subida no tocara bajar sino rodar y rodar, así que saco codo y espero, saco codo y espero... uhm. Se nos van.
Parece que delante van unas 5 unidades. Nosotros somos otros 5 o 6. Varios son de equipos que han metido gente por delante. Las quejas de siempre. Las escusas de siempre. Lo normal, ni me inmuto, paso mi relevo, e intento que entren aunque sea con la inercia. Que por lo menos no nos cojan por detrás. Sé que llegar a los primeros depende más de que ellos paren de que nosotros tiremos.
Hablo con el otro compañero que no quiere "molestar" ni ayudar y va siempre por detrás. Buen ataque, le comento, ¿cómo se nos ha ido eh? Le pregunto si conoce la zona para saber lo que queda. Primero me dice que una subida, luego que dos... bueno, pues lo que toque. Sé que la subida no me favorece pero me voy quedando solo y pruebo las fuerzas. Miro y saco metros, pero no los suficientes, arriba me pillan fácil. Mejor aflojo. En el llano volvemos a estar todos. Bajada. Veo la subida. Esta debe ser la última. Seguro que luego me alcanzan en el páramo pero... Aprovecho la rueda del chico con problemas en el cambio que parece que no le baja el plato y le salta la cadena para tensar la cosa. Esta vez no cambio el ritmo, simplemente me voy. Cuando veo que la subida se acaba miro y veo que he abierto algo más de hueco. Ahora sí. Agarrado abajo y sin mirar el pulso cambio de ritmo. A tope. Veo la velocidad y me sorprendo de mi mismo pero al no ver el final de la recta pienso que debo bajar pulsaciones y poner un ritmo de crucero para cuando me alcancen por detrás. Me pasa una moto, otra. Miro y me asombro del hueco. Pienso que tal vez... Pero se hace largo. Postura a lo Peter Sagan. Apuro el gel. Sé que no debo echar la vista atrás. Pero lo hago. Me cogen seguro. Me preparo. Me pasan por el otro lado y tengo que esprintar para coger rueda. El chico que tampoco tiraba me ha cazado con otros dos detrás. Me busca, me ve. Se para la cosa. Otra vez nos juntamos. Le digo con una sonrisa: Tenía que intentarlo.
Como siempre, aquí podéis ver los datos de Strava y también podéis ver la crónica del compañero de Masters a bloque.
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