Para el que no lo sepa, la marcha no es competitiva, no hay tiempos oficiales, solo se cronometran dos puertos y transcurre con el tráfico abierto aunque con un gran despliegue de policías y voluntarios que priorizaban nuestro paso en los principales cruces.
Es decir que la idea es disfrutar de tranqui, parar en todos los avituallamientos y apretar a fondo en uno de los cronometrados. Esa era la idea y en gran parte se cumplió.
Salgo remontando hasta casi el final del primer puerto, regulando pero con buenas sensaciones a pesar de las fuertes rampas el Beixalis. Carretera perfecta, bonitas curvas, algo de sombra, verde y buena cadencia. Disfrute total. Desde el principio y durante toda la marcha traté de abrirme y de zigzaguear lo más posible en las rampas duras, cuanto menos desgaste innecesario mejor para afrontar los últimos puertos (y creo que fue un acierto). Corono, chaleco y a disfrutar de la bajada. Supongo que cada uno disfruta de una forma, pero ya empecé a notar que la gente no solo se dejaba caer...

Bajada chula, pese a las alcantarillas. Seguimos sin tráfico prácticamente hasta bajar al valle y cruzar Andorra otra vez de vuelta hasta Sant Juliá. Sin duda lo peor de la marcha. Nos empezamos a juntar ciclistas pero dejo pasar un par de grupos por no "jugármela" entre los coches, me daba hasta vergüenza ajena verlos hacer pirulas delante de los propios policías que estaban ayudando. No pasa nada, hoy no es carrera.
En la bajada charleta con un compi catalán pero que al final dejo ir para bajar más relajado. Empiezo a subir con otro compañero y al poco se une el chico de antes y vamos los tres hablando de otros grandes puertos y aventuras. Voy cómodo aunque sufriendo el calor. Decido no apretar este puerto, mejor guardo. Me quito los guantes para subir. Error. Hay una pequeña bajada y pierdo uno (digo yo que fue allí). Voy bien. Los dos compis no tanto. Pienso en irme pero en esto oigo voces... Hermida. Que alegría. Nos cogen y bromeo nuevamente con el "jefe de filas". Llevan mejor ritmo pero voy bien. No paramos de hablar. Joaquim nos cuenta la razón del nombre del puerto y cuando viene lo duro, lo que se asfaltó para la Vuelta a España. Hablamos de tiempos de aquel día, nos cruzamos con varios Movistar (más bromas). La parte dura por suerte tiene sombra y es muy bonita. Me sorprende como disfruta Purito de las vistas y nos traslada esa emoción por el entorno. Siempre dispuesto para dar ánimos a los que adelantamos. Incluso por vídeo... Chapó. Me alegro de haber pinchado y de no haber apretado desde abajo. Sin duda lo mejor de la marcha. Al coronar nos espera la batucada, las cámaras y todo el jaleo. Yo me dedico a comer, beber y a comprobar la bici. Al final también les pido una foto a los dos capos y les agradezco la compañía.
La bajada de la Gallina. Bestial. Preciosa. Paro a hacer una foto, chaleco, meadita... Sigo disfrutando. Sigo sin entenderlo pero algunos hasta bajan derrapando... Me aparto y sigo disfrutando. Toca volver a subir de Sant Juliá hacia Andorra la Vella hasta el inicio de la Comella. Tramo pestoso, repetido y con un calor sofocante. Me encuentro bien y pongo ritmo, cuanto antes pase esta zona mejor.
Comienza el mini puerto de la jornada. Duro desde el principio. Trago de agua y chorrito a la cabeza. Pregunto a uno de los voluntarios que van de amarillo sobre lo que queda, ya voy pensando en exprimirme en el último puerto. Otro avituallamiento, sin prisa. Se corona y para abajo. Voy bastante solo en ese tramo y se me hace duro porque pienso en el puerto que no llega pero sigue subiendo y subiendo. Antes de empezar hay otro avituallamiento, pues paro, claro.
Ahora sí, empieza puerto. Gas. Voy a menos pulso que en el apretón con Purito pero el cansancio se nota. No conozco el puerto (no conocía ninguno realmente) y voy con algo de miedo, tengo que levantarme para cambiar de postura a menudo pero me anima ir adelantando gente, uno de ellos el colega de la Gallina. También saludo a uno con el culote de Calatayud y hablamos de la carrera de allí, mientras saco un gel y veo que quedan solo 4 kilómetros, ahora sí que a tope. Las piernas duelen de una manera pesada, dura. Pero funcionan, disfruto... hasta que oigo un pinchazo, otra vez la rueda trasera, esta vez rápido, en unos metros está sin aire. No me lo creo, maldigo, solo quedan 3 kilómetros... aguanto uno sin levantarme pero es inútil, me rindo. No puedo ni quitar la rueda entre el sudor de las manos y el cansancio. Por suerte baja una furgo que se ofrece a ayudarme. No me quita el disgusto pero desde aquí mi agradecimiento por el buen trato y la profesionalidad al chico de Motocard, cuando vuelva por Andorra no se me olvidará.


Un día increíble. Con un final que me deja algo insatisfecho pero un gran reto superado y unos recuerdos inolvidables.
Como siempre dejo mis datos de Strava, que por cierto... no llegaron a los temidos 5000 de desnivel... Me temo que habrá que hacer otra burrada de estas para superarlo... ^_^
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