10 de julio de 2017

CRÓNICA DEL LXVII TROFEO FERIAS Y FIESTAS DE ARÉVALO, MEMORIAL ENRIQUE DUARTE SARABIA


Hace un año dijimos que no volveríamos a esta carrera y sin embargo... (como dice la canción de Sabina) engañado por un amigo, que no quiero nombrar, tomaba la salida sabiendo ya que el calor nos lo pondría muy difícil a la gente sin equipo.

En la crónica oficial habla de que solo 35 corredores acabaron la prueba, ya os aviso que yo no lo hice y por un motivo que no debería contar... y sin embargo. Por suerte el aire, aunque molesto, no era importante. La velocidad media tampoco era muy elevada pero los tirones y la tensión en el pelotón, con algo más de 100 corredores, era alta. Fruto de ello, una caída a los pocos kilómetros nos daba un buen susto.

Después del paso por el "alto" puntuable (donde casi me quedo en el látigo posterior teniendo que remontar algunas unidades cortadas y remando solo para volver a enlazar) pienso en moverme hacia delante, pero la captura de unos escapados formaba otra a base de bandazos y cambios de ritmo que me devolvían a cola.

A partir de entonces mi única lucha fue por conseguir agua. Aunque ya me empezaba a dar cuenta que ahorrar agua y comida para no deshidratarme me estaba pasando factura en el rendimiento. Me dejo caer en varias ocasiones, intento ver algún rostro amigo a quien pedir el líquido elemento. Pregunto al primer coche (organización/jueces) y su respuesta es que no tienen, pregunto por el coche neutro y me dicen que estará con la fuga. Antes de quedarme muy atrás vuelvo al grupo, no sin esfuerzo. Siguen pasando los kilómetros y no cazamos, así que vuelvo a quedarme por atrás a ver que pillo. En la misma situación baja otro compañero (tranquilo socio que no diré tu nombre jejeje) y esta vez suplico a un coche de un equipo Elite que, a regañadientes, me da un bidón bendito.

Misión cumplida... y sin embargo.

Cuando me quiero dar cuenta el grupo ha acelerado. Aprieto todo lo que puedo. Por detrás el otro compañero se encuentra en la misma situación. Nos pasan los coches. Tratamos de ir a rueda pero es imposible. En un giro los pasamos pero en la recta otra vez nos adelantan. Llegamos a Arévalo en esa situación y tirando a muerte pasando el puente, ya adoquinado, empiezo a coger a algunas unidades pero son gente que se va cortando. Salimos del pueblo y solo nos queda juntarnos e intentar remar. No hay el mínimo entendimiento. Lo intentamos unos kilómetros hasta que la moto nos dice que estamos fuera. Casi que mejor.

En meta nos juntamos unos cuantos y aprovechando el ambiente festivo del pueblo nos tomamos unas cervezas comentando la "pifia" del día. Vemos la llegada. Más charla. Y sin embargo nos vamos para casa con una sonrisa mayor que si hubiéramos entrado en tiempos.

Y como no tengo muchas fotos (por cierto, gracias a Fotofonteron), además de los datos de Strava os dejo un bonito vídeo de la canción de la jornada  ^_^

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