5 de mayo de 2016

CRÓNICA I TROFEO DE CICLISMO UNIÓN CICLISTA CANTIMPALOS 2016

Bajo un sol engañoso y con un viento bastante incómodo nos plantábamos en la salida de Cantimpalos. Se nota que estamos cerca de casa, mucha gente a quien saludar y con quien pronosticar acontecimientos. Así da gusto. Un cambio de última hora hace la salida más fácil y vamos soltando nervios en los primeros kilómetros. Parece que se va despacio, debe dar de cara. La primera subida se hace bien, pero no me confío y paso delante. Incluso encabezo la carrera buscando una buena colocación. No duro mucho. Pronto se tensa. Veo intentos de fuga. Tirones y cambios de cuneta. Varios uysss. Ya estamos como siempre sufriendo en llano y la zona "fácil". Marco máxima de pulsaciones en varios latigazos que me pillan detrás y en el lado malo.

Cuando veo que llegamos a Turégano siento una mezcla de alivio y miedo. Sé que se va a liar antes de las subidas del día. El cambio de asfalto rugoso se nota, el aire ligeramente de culo y de costado hace que cada uno vaya a tope en el falso llano antes de Torreiglesias. La cosa se pone seria antes de coronar, se corta gente, se abre cada uno a un lado de la carretera. Algunos en lugar de pasar a relevo saltan y se intentan ir, pero sé que vienen las subidas y me aguanto a rueda. El primer repecho pone a cada uno en su sitio. Remonto, se abre hueco. Guardo lo justo para no quedarme al final de la subida. Por la gente que veo a mi lado sé que no vamos mal. Segundo round. Cuidado con el puente!!! Ni caso. Entro el último pero aprieto lo justo para no quedarme y salir en la foto. Saco la lengua, como siempre. No sé porque.

Ahora viene la gorda. Me vuelvo a quedar el último del grupo. Miro hacia atrás y veo el desierto. Pero esta vez voy tranquilo. Da gusto conocer el terreno. Aprovecho la inercia y me frena el grupo pero esta vez paso delante y tiro lo que puedo. Se ven algunas unidades al final de la subida, lejos. Así que a ritmo que queda mucho. Me da tiempo a pringarme los dedos con un gel antes de la bajada hacia la Higera. ¿Cuándo los harán con pajita? Cuidado con la bajada!!! Ay señor, señor... Miro hacia atrás y somos un buen puñado, hemos cogido gente descolgada y alguno más habrá entrado por detrás. Creo que es buen sitio. 

Entramos al valle y me veo en cabeza. Como siempre hago, entro a los relevos para ver si se anima la gente. Pero esta vez, un joven de rojo, me dice con cierto tono de superioridad que así no, que no mantenga, que de más, que así no vale. Y siento decir que me enfadé, me sentó muy mal el comentario y dije: Ah, sí? Pues va a tirar quien yo te diga... (el joven elite llegó fuera de control). Con "cierta" comodidad completamos la primera vuelta. El aire de cara y algo de lado vuelve a poner la cosa fea. Con lo ancha que es la carretera y tenemos que ir todos por la cuneta... Pues así es, y me vuelve a pasar lo de siempre, intento estar delante. Mejor colocado. Me castigo por el lado malo y vuelvo a marcar máximas de pulso. Esto no puede ser. Me dejo caer para ponerme por el otro lado pero cuando me pasa el último casi no puedo cogerle la rueda, se me va un metro, dos, tres... deja vu. Esta vez no hay coche que anime. Intento no perder la calma, me mantengo haciendo la goma, me digo que van a parar, van a parar, van a parar, pero no paran. Un pequeño repecho antes de Turégano, ahora o nunca. Me levanto y vuelvo a contactar con los pulmones saliéndome por la boca. ¿Y por qué? Pues para seguir sufriendo... claro. 

Yo que suelo ir de buen humor, me vuelvo a enfadar, esta vez conmigo mismo por perder tan rápido la "zona de confort", golpe en el manillar. Menos mal que llega la zona dura de la carrera. Juego con quedarme un poco en las bajadas y remontar. Aunque esta vez no puedo ni sonreír para la foto. Esa última goma que hice me pasa factura. Los kilómetros se acumulan y busco el segundo gel. Se acaban los tres repechos, queda uno y luego aguantar a meta. En eso pienso cuando veo a un compañero del Esteve que saca el pie e intenta estirar. Calambres. Alfonso. Le grito cuidado con la curva y confirmo que es él. Le intento empujar. Le pregunto. Al principio entiendo que no hay nada que hacer pero me pide la mano. Se la doy y trato de tirar. Poco voy a hacer pero se intenta, pienso que ya he cumplido (sufrido) por hoy, lo primero es ayudar. Parece que se le pasa, le ofrezco rueda. Viene la bajada peligrosa. Me veo pasado. Si freno más derrapo y me voy... apuro carretera. Suspiro y a por el muro de la Higuera. Las piernas ya no van. Se cortan algunos más pero no llegamos al grupo. Veo a Alfonso agobiado por que me quede yo ahora. Alarga el brazo y esta vez tira de mi. Me dice que sufra ¿se puede sufrir más? Disparo mi última bala. Entramos. Recupero el habla. 

Me cuentan que no vamos mal, que delante van muy pocos (los 3 de cabeza y nos 15 detrás). Me relajo. Demasiado. Aguanto algunos cambios de ritmo. Nervios. La moto que se mete en medio en mal momento. Pasamos pueblos. Voy el último. Llegamos al cruce de la carretera de Cantalejo y se me van. No me lo puedo creer pero es verdad. Se me ha ido el grupo. Modo contrareloj On. Pierdo 30 segundos. Aprieto en la meta. Algo de rabia. Se pasa pronto. Pie a tierra. Estoy destrozado. Que duro es esto. Me cuentan que ganó Pispajo. Se fue solo. Jesús Martín y Victor Castro completan el pódium.

Aquí tenéis las clasificaciones, mis datos de Strava y por último el vídeo de Victor Castro y algunos más desde los coches que podéis ver en su blog.

Una carrera bonita, de correr y de ver desde fuera. Muy dura, exigente y muy bien, pero que muy bien organizada. No es por hacer la pelota, es que vi gente barriendo cruces, poniendo conos, carteles de distancia a meta, gente avisando en los pasos estrechos, curvas peligrosas. Un lujo. Mi más sincera felicitación a la gente de la Unión Ciclista Cantimpalos. Y a los ganadores, todos segovianos, que se llevaron también la montaña.


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